“Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.”Cabellos blancos, magnos ojos marrones jadeantes, que atesoran sabiduría y sacrificio, zapatos añejos fruto de todo lo que recorriste por llegar a lo que eres, todos ambicionan seguir tus huellas, que permanecerán cinceladas en el camino de cada uno.
Mientras el reloj de la vida avanzaba rápidamente, los niños tan pequeños y cándidos juegan con el abuelo, se enganchan en los brazos, algunos muy hambrientos le piden una manzana de aquel viejo árbol que descansa en el patio, que fue atmósfera de muchas aventuras, juegos, risas, alegrías y penas.
-Alexito, alcánzame tu manzana para que pueda pelarla –dijo Vidal, con una gran sonrisa delineada en su rostro a uno de sus nietos tan queridos que tenia 8 años.
- ¡Abuelito Vidal, me desplomé del árbol, no quiero que mamá se entere por que se alarmara mucho por mi culpa, soy muy traviesa!- vociferaba Claudia, una niña de 5 años, tan pequeña pero conversaba como una mujer de 40 años, su abuelito querido coleccionó el secreto en su vieja memoria.
Pasó el tiempo, y los nietos empezaron a crecer, Vidal muy orgulloso de sus hijos que poco a poco lograban las metas que él alguna vez quiso para ellos, todos lo querían mucho, compartió momentos inolvidables hasta con el último nieto de esta gran familia, siempre integrándola no le gustaba la desunión.
-Papá, te compramos una hacienda como símbolo de agradecimiento por todo lo que hiciste para cada uno nosotros- dijo Margarita, la hija mayor de Vidal, una mujer muy fuerte y decidida, madre de Alexis y Claudia.
-Muchas gracias hijitos, yo gusto mucho de las flores y los árboles, admiro la naturaleza, realmente transitaré gran tiempo en esta hacienda- respondió Vidal, muy feliz pues su ilusión siempre había sido poseer un campo donde sienta libertad y felicidad junto a su esposa que no lo desertaba ni un solo segundo.
Vidal marchaba todos los días a su hacienda, por eso sus nietos más cercanos partían a visitarlo, no interesaba la edad de éstos sino los sentimientos hacía su abuelo que perennemente les narraba historias asombrosas de la ciudad del Cusco mientras pelaba con una navaja blanca alguna fruta para compartir, sentado en su viejo mueble donde los rayos de sol retraídos iluminaban algunos fragmentos, dándole un aspecto arcaico.
-Vida, vidallay, Vidalito querido ¿Cómo estás? Perdón por no venir antes, el colegio absorbe la totalidad de mi tiempo, el IPCNA y otras cosas imposibilitan que venga a visitarte más seguido- dijo Claudia muy triste, pero pocos segundos después la alegría volvió a su vida, pues su abuelito no se había fastidiado con ella, muchos sábados Vidal estuvo acompañado de Claudia, y en uno de esos soleados sábados...
-Hola abuelito, te traje muchas cosas para que puedas comer con mi abuelita, descansa más – dijo Claudia.
- Claudita, ojos de Capulí, muchas gracias hijita por venir; quería hablar algo muy importante contigo, es un secreto que quiero que tú sepas- expresó Vidal, cerrando los ojos lentamente.
- Espero que no sea nada malo abuelito, haber dime ¿En qué te ayudo?- preguntó Claudia muy preocupada, mientras reclinaba su cabeza en el hombro de su abuelo como frecuentaba hacerlo.
- Mira hijita, en esta hacienda enterré un gran tesoro, cuando ya no esté aquí quiero que vengas con todos tus primos y lo busquen- añadió Vidal.
- Abuelito, si tú te irías no se que sería de nosotros, eres el eje de la familia- replicó Claudia derramando muchas lágrimas y abrazando su abuelo.
Los días transcurrían muy rápidamente, y en un frío miércoles uno de los trabajadores de la hacienda de Vidal fue raudamente a la casa de Margarita, pues su padre había sufrido un accidente.
-Señora Margarita, el señor Vidal resbaló de las gradas de la hacienda mientras cosechaba unas frutas, se fracturó toda la pierna y ahora está en el hospital- dijo Pedro, un empleado muy querido de Vidal.
- ¡Dios mío! ¡Vamos Claudia! tu abuelo sufrió un accidente- dijo Margarita muy preocupada.
Ambas fueron al hospital siempre con Eva, la madre de Margarita que era la base de la existencia de Vidal.
Vidal se había roto la pierna y tuvo una operación muy riesgosa, pero salió victorioso.
- El señor Vidal se encuentra estable, pero sus huesos demorarán en osificar, será improbable que Vidal camine nuevamente, residirá en cama por mucho tiempo, después debe andar en silla de ruedas y finalmente si hallamos mejora puede usar el andador; aún no le indicamos a su padre, se que será muy difícil, pues él vivía en su hacienda trabajando con la tierra, ahora su vida cambiará- dijo el médico muy apenado.
Todos apoyaron a Vidal, así como él les ayudó antes cuando tenía las posibilidades para hacerlo.
Debilitado en una cama sin poder mover músculo alguno durante 2 años estuvo Vidal, muy triste se localizaba añorando su hacienda, la tierra, el agua y las flores.
Eva, su fiel esposa lo atendía siempre, nunca lo dejaba solo.
Vidal pudo utilizar la silla de ruedas y finalmente el andador.
A pesar de su incapacidad para caminar, Vidal un fiel devoto al Señor de Huanca pudo ir caminando con ayuda de su esposa a la Iglesia, ya que no permitían el acceso de autos en esos tiempos por que los obreros estaban refaccionando el lugar.
Siempre sentado en la silla de ruedas, contemplaba a sus nietos crecer, aconsejaba a sus hijos, participaba en todos los compromisos de la familia, nunca perdió su carisma. Mostrando una sonrisa alentaba a cualquier miembro de la familia a salir adelante con humildad, sencillez y fortaleza.
Claudia, recostaba en el hombro de su abuelo, escuchaba la historia de duendes, ella ya estaba en la Universidad pero no importaba, por que las historias de su abuelo eran sorprendentes, escuchaba latir su corazón e imaginaba lo que su abuelo le narraba siempre pelando con su navaja alguna fruta que tenía a pesar de que fuera la última en su hogar, él solo quería compartir o cantaba algunas sinfonías antiguas que tenían como contenido al Señor de los Temblores.
Fue la última vez que Claudia pudo oír la voz de Vidal, que lentamente se consumía con el tiempo y el viento.
Al día siguiente, Margarita recibió una llamada del hospital, su padre había sido víctima de una peligrosa hemorragia interna y se hallaba en cuidados intensivos.
Muy preocupados esperaban constantemente el informe del doctor después de cada visita, solo una hora para ver a tu ser querido, hablarle al oído sin esperar respuesta alguna solo teniendo fe de que él te pueda oír, Claudia acompañaba a su madre al hospital, se olvidaba de otros asuntos personales solo por estar con su abuelo querido que muchas veces le ayudó.
Las noches se hacían más largas y la angustia se apoderaba de cada uno de los integrantes de la familia ¡Qué difícil era esperar una respuesta positiva entre tanto mar de lágrimas!,
El médico dijo que si Vidal empeoraba ingresaría en una operación muy delicada donde solo 1 de 500 tenía la posibilidad de vivir.
Un viernes después de clases universitarias, Claudia fue con su madre a visitar a su abuelo esperando alguna mejora, por que la respuesta que siempre encontraban era “Vidal está estable”.
-Señora Margarita su padre empeoró y tuvo que entrar en la operación, ahora solo debe rezar y dejar todo en manos de Dios- dijo el médico.
Inmediatamente llamaron a todos los hijos de Vidal que se encontraban en diferentes lugares del Perú.
Rezaban y rezaban, Claudia no podía contener las lágrimas pero sabía que si lloraba, su madre perdería la fortaleza que tanto necesitaba en esos momentos, así que contenía su dolor y consolaba a su madre y abuela.
Toda la familia se encontraba reunida, así como le gustaba a Vidal, la unión familiar que tanto cultivaba; hermanos, primos, nietos, padrinos, ahijados, hijos y demás rezaban por la salud de Vidal.
- El señor Vidal pudo resistir la operación, esto es un milagro sinceramente ahora debemos esperar que pueda estabilizarse- dijo el médico con una sonrisa en su rostro.
Las semanas pasaban y Vidal seguía en el mismo estado, hasta que un día tuvo una recaída, y entró en una segunda operación, es increíble como con las pocas fuerzas que poseía soportaba dos operaciones, también había sido victima de una pulmonía.
Los médicos nunca daban esperanza a la familia, llevaron a un sacerdote para la Unción de los enfermos, momentos muy difíciles y tristes, Claudia recordaba todas las cosas que había pasado con su abuelo, cada vez que iba a visitarlo su abuelo derramaba muchas lágrimas intentando abrir los ojos, era muy extraño Vidal siempre aparecía en los sueños de Claudia, caminando en un campo muy verde.
Se cumplía un mes de agonía de Vidal y la madre de Claudia recibió una llamada del hospital, muy asustada fue a ver.
Vidal había fallecido, después de un largo sufrimiento, era un golpe muy fuerte para la familia, un mar de lágrimas inundaban los ojos de cada uno, los recuerdos empezaban a invadir la mente de Claudia.
Pasaron los días llenos de pena, se empezaba a sentir el vacío, la madre de Claudia lloraba constantemente por su “viejo”, ella intentaba calmar su pena, hasta que recordó lo que alguna vez le dijo su abuelo, el tesoro escondido.
Llamó a todos sus primos, juntos fueron a la hacienda a buscar ese tesoro, muy fatigados perdían la esperanza de encontrarlo, hasta que Alexis halló una pequeña caja.
- Ábrelo, queremos saber que guarda- gritaban los primos.
- Está bien, hay solo una hoja- dijo Alexis muy consternado.
- “SIEMPRE DEBEN ESTAR JUNTOS NIETOS QUERIDOS”- dijo Claudia, mientras leía el contenido de aquella hoja.
Vidal siempre quiso la unión de su familia, y el tesoro más grande que deben poseer es la integridad.
Siempre será parte de la vida de cada uno de sus familiares, por que caló de una forma maravillosa en sus corazones.
La peor muerte es el olvido, no le dieron un adiós sino un “Nos volveremos a encontrar Vida Vidallay”, siempre lo recordarán y sus huellas no se borrarán a pesar del tiempo que pase.
“El relojito cucu sonaba, papá besó mi frente, me dijo buenas noches hijito y me apagó la luz. Oye cucú papá se fué prende la luz que tengo miedo ,oye cucú papá se fue, prende la luz y apaga el tiempo.Esta canción de amor va para mi papá ,se escapó al viento nos dejó solitos,esta canción de amor va para mi mamá que aguantó todito le dolió hasta el hueso. Es por eso que mamá lloraba en silencio ,lloraba en las noches y como aguantó por las mañanas”-
Maná ” El reloj Cucú”