viernes, 2 de abril de 2010

Apu Yaya Jesucristo


“Apu Yaya Jesucristo
Qespichiqniy Diosnillay
Rijraykita mast’arispa
Hanpuy waway niwashanki”

Todo buen cusqueño conoce la historia de nuestro Taytacha de los Temblores, Patrón Jurado del Cusco, a la memoria de cada uno llega aquel sombrío 31 de marzo de 1650, un Domingo de Ramos, donde el Cusco fue víctima del terremoto más grande de toda su historia, los temblores se presentaban en forma constante y reiterada, originando que los pobladores no se sientan seguros y embargados por la desesperación salían a las calles a gritar para poder apaciguar su dolor, según algunos personajes se pudo contar hasta 832 movimientos telúricos.

Las personas muy preocupadas sacaron al Cristo de la Buena Muerte, como era llamado en ese entonces, para poder sosegar dichos fenómenos naturales, estuvo tres días en la puerta de la Catedral del Cusco asombrando a la población con el cese de todas las desgracias y posteriormente fue llamado Señor de los Temblores. En el año de 1720, la ciudad del Cusco sufrió una peste que sólo paró después de sacar en procesión a nuestro Taytacha siendo proclamado consecutivamente como Patrón Jurado del Cusco. Años más tarde el Cusco siguió siendo atormentado por muchas desdichas que solo fueron tranquilizadas por la presencia de nuestro Taytacha de los Temblores.
Es grande la Fe que el pueblo cusqueño presenta, cada lunes santo salimos a la procesión para implorar misericordia al Señor de los Temblores y para que ayude a nuestros hermanos que sufrieron las consecuencias de las incesantes lluvias de enero y febrero del presente año.

También es importante recordar que existe un grupo de mujeres mayores que año tras año nos brindan cánticos sagrados con mucha fe y devoción, se denominan las Ch’ayñas, ellas mediante la tradición oral conservan una antigua costumbre religiosa, como es cantar en Quechua; quizá desde hace muchos años atrás según nuestra historia se ofrecían estas músicas sagradas a los Apus y a la Pachamama, pero actualmente se dedican a nuestro Señor de los Temblores, capaz de aplacar los movimientos telúricos, quién se impregnó en la cosmovisión de los pobladores andinos, ya que ellos lo llamaban Wiraqocha.

Era un domingo de Ramos del año 1993, las estrechas calles cusqueñas se hallaban vacías, el cielo cada vez se hacia más lóbrego, el viento musitaba tristeza y en uno de los fríos asientos de la Plazoleta de Regocijo se encontraba el niño Gregorio, esperando a su madrina.

Gregorio era un niño huérfano de 8 años, sus padres murieron asesinados cruelmente en la época del terrorismo, desde Abancay a los 5 años pudo huir a la ciudad del Cusco y ubicar a su madrina de bautizo, la Señora Eva, quien era una de las Cantoras Ch’ayñas de nuestra Catedral, ella lo acogió amablemente en el año de 1990, trataba a Gregorio como el hijo que nunca tuvo y él llegó a tener mucho amor hacia su madrina.
La señora Eva sufría de cáncer de colon, pero siempre rendía homenaje al Señor de los Temblores con sus hermosos cánticos, instruyó a Gregorio la Fe en el Taytacha, ambos oraban todas las oscuras noches para que el Señor con su luz ,le diera más años de vida y para que el honesto niño nunca permanezca solo.

Mientras Gregorio divisaba las antiguas moradas de Cusco y a los turistas curiosos, su madrina kusi kusilla lo sorprendió con un beso en la frente.
-Qhari waway, Qan kanki sayk’uspa ¿No has traído el ponchito? ¿Allillanchu kashanki?- dijo Eva, siempre mostrando una sonrisa llena de paz y amor, paymi munaycha.
-Mamitay,ari allinanmi kashani, perdóname es que me quede jugando con wayqey Eufemio – respondió Gregorio, no acostumbraba hablar castellano, prefería el Quechua.
-Hamuy churrillay amaña llakirukuyñachu ¿Ima pachañan kashan?- preguntó Eva, ya que era muy oscuro y la gente cada vez disminuía.
- ¡Ñan pusaq pachaña! ¡Ya es muy tarde mamita, vamos a la casa, pero cántame “Apu Yaya Jesucristo” para que lleguemos rapidito nomas! ¡ Allintan takinki!- exclamaba el niño, siempre le gustó esa canción , aswan munasqa taki y su madrina como premio a su buen comportamiento, entonaba la bella melodía.
- “ Apu Yaya Jesucristo, qespichiqniy Diosnillay, rijraykita mast’arispa, hanpuy waway niwashanki…Aqoy t’io huchaywanmi, Diosnillay phiñachirqayki; Khuyapayakuqmi Kani , Huachaymanta panpachaway…”- coreaba Eva muy despacito , mientras ambos caminaban rumbo a aquella añeja morada situada en la Cuesta de San Blas.

Yuraq anqhas llinphin... Al llegar a su hogar, Eva alistaba todo para lunes Santo, ya que ese día es la procesión del Señor de los Temblores, en ese instante unos fuertes dolores abdominales se apoderaron de su cuerpo tan enfermizo.
-Mamitay, mamitay¿ Allinachu kashanki? ¡ Mamitay!¿Imanqtinmi hina kanki?- pronunciaba Gregorio en medio de un mar de lágrimas, intentado levantar a su madrina para posteriormente solicitar socorro a los vecinos.
-Hijito, llipin runakunaman willay, llévame donde la Señora Margarita, iré al hospital, me pondré bien- decía Eva con voz estremecida, tragando todo el dolor, para que Gregorio se tranquilice y deje de sollozar.
Ya en casa de la Señora Margarita, juntos fueron al hospital; después de una larga e infinita espera, los doctores expresaron que Eva había fallecido.

Muy afligidos todos, en la mañana de lunes Santo llevaron el cuerpo de Eva a una eucaristía en la Catedral del Cusco, custodiados por el Señor de los Temblores, después de tan triste escena ,fue el entierro acompañado de una última canción “Apu Yaya Jesucristo”.
-“ Ama taytay cheqniwaychu, Ama , Taytay Cheqniwaychu, Huchaymanta waqaspaymi, Chakiykiman chayamuni”- cantaba Gregorio khuyay khuyay las última letras de aquella melodía que a su madrina le gustaba tanto, embargado por la nostalgia no quería conversar con nadie, las lágrimas inundaban su rostro tan frágil, sus ojos repletos de sufrimiento y el alma destrozada.

Mayulla hina, Paralla hina waqaspa y el mediodía se aproximaba, las Ch’ayñas preparaban todo para el inicio de la procesión y Gregorio con los ojos melancólicos pensaba en su madrina, en las inquebrantables oraciones hacia el Señor de los Temblores.
Se aproximaba la noche, Gregorio se encontraba en compañía de la Señora Margarita, quién también cantaba, pero no quería regresar a su vivienda motivo por el cual se escapó y a escondidas ingresó en la Catedral para dormir ahí.
El reloj de la Catedral marcaba las siete de la noche y terminaba la Bendición de nuestro Taytacha, las campanas tintineaban “Tin tan, Tin tan “decían y Gregorio escuchaba con unas lagrimas que paseaban por su rostro, escondido en el confesionario, las sirenas se oían por todos los rincones de la Catedral, el Señor de los Temblores ya entraba a su hogar, mientras los pututos adornaban ese momento con aquel sonido solemne y las puertas se cerraban mansamente .
Ya adentrados, los encargados procedieron a guardar al Señor de los Temblores en su lugar respectivo, seguidamente salieron de la Catedral.
El tiempo avanzaba rápidamente y apuntaban las once de la noche, Gregorio se había quedado dormido en el confesionario, en ese momento se escucharon tres pequeños golpes en la rejilla, golpes que lo despertaron.
-¿ Pin kanki?¿Pin kanki?¿Iman sutiyki?¿Maymantan kanki?- preguntaba el niño, lleno de miedo, pues especuló que era algún sacerdote molesto por que el se localizaba en el confesionario.
- Allillanchu Gregorio ¿Qué haces escondido aquí? Esta haciendo mucho frio, ven conmigo- dijo aquella voz.
Gregorio muy asustado observó por un agujero del confesionario, pudo distinguir a un hombre alto, moreno y de cabello negro largo. Llevaba puesto una bufanda roja, un pantalón simple con un poncho.
-Wiraqocha,añaychayki ¿Wasikichu?Dispénseme por venir aquí sin requerir permiso- respondió Gregorio muy preocupado, mientras lograba salir del confesionario.
-No te preocupes Gregorio, yo te comprendo ¿Quieres quedarte a vivir conmigo?- cuestiono aquel insólito hombre.
- ¡Añay! pero no lo conozco y tengo miedo por que mañana me encontrarán en esta hatun wasi y pensaran que soy un ladrón ¿Hak’aqmi kutimunki? preguntó aquel infante, mientras sus ojos se obstruían por el cansancio y su voz se apagaba lentamente-¡Mana puñuyta munanichu!-repetía.
- Siempre serás bienvenido Gregorio, Qan puñunki usqhaylla - dijo el extraño personaje, abrigando al niño con su bufanda.

Al día siguiente los encargados de la limpieza entraron a la Catedral, donde encontraron a Gregorio durmiendo en los pies del Señor de los Temblores.
-¡Hoq suwa ! ¡Hoq suwa!¿Chayri imata ruwasun?- gritaban aquellos jóvenes, originando que Gregorio despierte.
- ¡Mana! ¡Yo no soy un ladrón wayqeykuna!-Exclamaba Gregorio, mientras los muchachos lo cargaban para llevarlo a la comisaria de Saphi.
Al llegar, el policía muy molesto tomo una manifestación a Gregorio para que diga si robó algo, pero él siempre repetía que no había robado nada, al no encontrar objeto alguno en la intervención corporal, el niño les contó sobre aquel hombre que vio en la Catedral y los policías tomaron aquella declaración como una burla a la religión.
-¿ Imaynapitaq chay sipaschatan reqsiranki?¿Chayri imata ruwasun? ¡Kunanya rikunki!- preguntaban los policias en medio de carcajadas al inocente niño y después de una dura paliza dejaron a Gregorio en la plazoleta de Regocijo, en medio del frio y la soledad.

Gregorio muy triste, se acostó en aquel viejo banco de Regocijo, arrebujado por unos cuantos periódicos encontrados en el basurero, cavilaba en ese hombre que había conocido, entonces retornó a la Catedral, casualmente estaba abierta, así que ingresó.
Muy adolorido por los golpes proporcionados, se escondió en el confesionario.
-“Wasiykita saqerispa, karunchaspa purirqani, kaqniy qowasqaykitapas,Lliuta tukuykamurqani…Imaraqmi munakuyllayki, Jesusllay wawallaykipaq,Kruz pataman churakunki,Noqa auqa runa rayku…”-entonaba Gregorio ,sus ojos se juntaban embargados de cansancio, pena y soledad.

Nuevamente, ya eran las once de la noche y se oyeron aquellos tres golpes en la rejilla como el día anterior.
Gregorio muy emocionado despertó y sin pensar dos veces salió.
Era el mismo hombre, quien le había brindado su amistad y le dio abrigo al inicio.
-Wiraqocha lléveme con usted, noqa muchushanki, ya no puedo vivir asi, extraño demasiado a mi madrina, quiero vivir con usted; hoy me pegaron demasiado- repetía el pobre niño, con los labios reventados, las prendas rotas y descuidadas.
-¿ Paychu maqarasunki?- preguntó aquel personaje.
- Paytaq, paypunitaq maqaruwani- respondió el niño,mostrando algunas equimosis.
-Gregorio, tu madrina siempre rezó por ti, ella está conmigo; sígueme, serás muy feliz ¡ Hamuy!- alegó el hombre.
-¡Muchas gracias papito!¡ Simiykimanta lloqsirusaq papito!- exclamó Gregorio, mientras cogía la mano de aquel señor tan bueno y misericordioso, los ojos de Gregorio se escondían y con ellos las heridas se evaporaban de su cuerpo.


Al día siguiente, Atichay, los sacerdotes y encargados de limpieza entraron a la catedral y una vez más hallaron al niño acostado en los pies del Señor de los temblores.
-¡Dios mío! ¡Jesús mío! Chay runatan ch'isi maqarusqaku, el niño que encontramos ayer, otra vez está aquí, pero muerto ¡Dios mío!- vociferaba uno de los muchachos.
Era verdad, Gregorio había muerto, pero en su rostro ostentaba una sonrisa, después de tanto desconsuelo, el Señor de los Temblores lo llevó donde su madrina y sus padres.

“Ñan kunanqa reqsiniña, Mana chanin ruwasqayta, Chaskipuway wasiykipi, Auqa sonqo wawaykita”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Sandra, me parece muy bonito lo que escribes aunque no sepa el Quechua pero se regularmente lo que quieres transmitir, yo vivo en España y extraño mucho mi ciudad, soy del Cusco tambien, despertaste en mi una nostalgia increible de regresar a Peru. Muchos saludos, sigue escribiendo que esperare el siguiente cuento y comunicare a otros peruanos de la existencia de tu blog.

Anónimo dijo...

Sandra, gracias por tan estupenda obra. La narración y la historia es profunda. Muestras nuestras humanidades y lo deshumanizados que podemos ser, pero al final presentas magistralmente al ser que es fiel, misericordioso y de mucho amor; Apu Yaya.

Muachas gracias.

Aleluya!!

Unknown dijo...

Por favor cómo saber cuándo y dónde lo escribió Luis Jerónimo esta canción? Y qué lo inquietó para que lo haga?